DE TAL MANERA AMÓ DIOS AL MUNDO, QUE DIO A SU ÚNICO HIJO, para que TODO AQUEL QUE EN EL CREE, NO SE PIERDA, MAS TENGA VIDA ETERNA. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El.
EL QUE EN EL CREE, NO ES CONDENADO; pero el que no cree, ya ha sido condenado...
Y esta es la condenación: que LA LUZ VINO AL MUNDO, Y LOS HOMBRES AMARON MÁS LAS TINIEBLAS QUE LA LUZ, porque sus obras eran malas.
Todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a ella para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios. Juan 3:16-21

10 de enero de 2011

Nuestra lectura de hoy, lunes 10 de enero

1 Timoteo, capítulos 4 al 6

Peleemos la buena batalla de la fe, echemos mano de la vida eterna, a la cual fuimos llamados. (1 Timoteo 6:12)

Como cristianos, peleemos nuestra batalla de cada día. Velemos en oración, vivamos en santidad, busquemos la voluntad de Dios y ajustemos nuestras vidas a ella, amemos al Señor con todo el corazón y dediquémonos a servirle según Su Espíritu nos guíe. No nos adaptemos a este mundo, no nos acomodemos para pasarla bien. No estamos viviendo para nosotros mismos, sino para agradar y glorificar en todo a nuestro Dios.
Fuimos llamados a heredar vida eterna con Cristo, pero tenemos que echar mano de ella; no la dejemos escapar!

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