• 2 Timoteo, capítulos 1 al 3
No nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio. (2 Timoteo 1:7)
Poder: para tener victoria sobre el pecado y contra las fuerzas del mal; y llevar a cabo las obras y señales que Jesucristo nos encomendó.
Amor: para amar y perdonar a nuestros prójimos así como Dios nos amó y perdonó a nosotros también en Cristo Jesús.
Dominio propio: para no vivir cautivos, gobernados por los deseos descontrolados de nuestro cuerpo; sino en libertad, gobernando nosotros sobre él para glorificar a Dios en todo nuestro ser.
Los que son hijos de Dios, han recibido Su Espíritu. Y El es quien nos capacita, enseña, y recuerda todas estas cosas para que podamos andar como Cristo anduvo. Seamos sensibles a Su obrar en nuestro corazón.
◘
DE TAL MANERA AMÓ DIOS AL MUNDO, QUE DIO A SU ÚNICO HIJO, para que TODO AQUEL QUE EN EL CREE, NO SE PIERDA, MAS TENGA VIDA ETERNA. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El.
EL QUE EN EL CREE, NO ES CONDENADO; pero el que no cree, ya ha sido condenado...
Y esta es la condenación: que LA LUZ VINO AL MUNDO, Y LOS HOMBRES AMARON MÁS LAS TINIEBLAS QUE LA LUZ, porque sus obras eran malas. Todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a ella para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios. Juan 3:16-21
EL QUE EN EL CREE, NO ES CONDENADO; pero el que no cree, ya ha sido condenado...
Y esta es la condenación: que LA LUZ VINO AL MUNDO, Y LOS HOMBRES AMARON MÁS LAS TINIEBLAS QUE LA LUZ, porque sus obras eran malas. Todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a ella para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios. Juan 3:16-21
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