DE TAL MANERA AMÓ DIOS AL MUNDO, QUE DIO A SU ÚNICO HIJO, para que TODO AQUEL QUE EN EL CREE, NO SE PIERDA, MAS TENGA VIDA ETERNA. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El.
EL QUE EN EL CREE, NO ES CONDENADO; pero el que no cree, ya ha sido condenado...
Y esta es la condenación: que LA LUZ VINO AL MUNDO, Y LOS HOMBRES AMARON MÁS LAS TINIEBLAS QUE LA LUZ, porque sus obras eran malas.
Todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a ella para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios. Juan 3:16-21

23 de junio de 2010

Nuestra lectura de hoy, miércoles 23 de junio

Salmos, capítulos 42 al 44

"Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo... Por qué te abates, oh alma mía, y te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, salvación mía y Dios mío." (Salmo 42:1-2, 5)

El alma que ha probado la presencia de Dios, siempre está sedienta de El. Ya nada más en este mundo puede satisfacerle por completo, porque ha hallado su satisfacción y felicidad en Cristo. El es la única fuente de agua viva que puede refrescar y saciar realmente nuestro ser.

Los sedientos, los que están vacíos en su interior, los que se encuentran insatisfechos... vengan a Cristo y beban. Vengan a Cristo y sacien la sed de sus almas con el agua de la vida que El ofrece gratuitamente. Los que creen en El, tendrán en su interior, ríos de agua viva... (Juan 7:37-38)

Este mundo reseca nuestro corazón, agrieta nuestro espíritu, deshidrata nuestra alma... por eso necesitamos a Cristo y Su agua corriendo abundantemente dentro nuestro...

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