DE TAL MANERA AMÓ DIOS AL MUNDO, QUE DIO A SU ÚNICO HIJO, para que TODO AQUEL QUE EN EL CREE, NO SE PIERDA, MAS TENGA VIDA ETERNA. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El.
EL QUE EN EL CREE, NO ES CONDENADO; pero el que no cree, ya ha sido condenado...
Y esta es la condenación: que LA LUZ VINO AL MUNDO, Y LOS HOMBRES AMARON MÁS LAS TINIEBLAS QUE LA LUZ, porque sus obras eran malas.
Todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a ella para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios. Juan 3:16-21

15 de junio de 2010

Nuestra lectura de hoy, martes 15 de junio

Salmos, capítulos 18 al 20

¿Podemos decir como David: 'Te amo Señor, fortaleza mía, roca mía y castillo mío, mi libertador. Dios mío, en ti confiaré...'? (Salmo 18:1-2)

¿Amamos a Dios? ¿Le amamos realmente? ¿Le amamos de todo corazón? Buscamos hacer Su voluntad antes que la nuestra...? Obedecemos Su Palabra...?
...No podemos decir que le amamos si no hacemos lo que El dice...

Tenemos presente a Dios en nuestros caminos, y en nuestras decisiones? ¿A quién recurrimos en nuestras aflicciones...; dónde nos refugiamos durante las tormentas de la vida...; en quién nos apoyamos...?
Los que acuden al Señor y ponen su confianza en El, no serán defraudados!

Busquemos al Señor, acudamos a El, invoquemos Su nombre... porque sólo El es Dios. No hay otra roca firme e inconmobible fuera de nuestro Dios...

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