DE TAL MANERA AMÓ DIOS AL MUNDO, QUE DIO A SU ÚNICO HIJO, para que TODO AQUEL QUE EN EL CREE, NO SE PIERDA, MAS TENGA VIDA ETERNA. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El.
EL QUE EN EL CREE, NO ES CONDENADO; pero el que no cree, ya ha sido condenado...
Y esta es la condenación: que LA LUZ VINO AL MUNDO, Y LOS HOMBRES AMARON MÁS LAS TINIEBLAS QUE LA LUZ, porque sus obras eran malas.
Todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a ella para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios. Juan 3:16-21

17 de junio de 2010

Nuestra lectura de hoy, jueves 17 de junio

Salmos, capítulos 24 al 26

"La comunión íntima del Señor es con los que le temen, y a ellos hará conocer Su pacto." (Salmo 25:14)

Dios busca corazones que tengan compañerismo y amistad con El, corazones que busquen Su rostro, que estén dispuestos a obedecer Su Palabra, y que le amen...

El primer mandamiento y el más importante es:
"Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas..." (Marcos 12:30)
Lamentablemente, hay muchos corazones de cristianos cuyo primer amor no es Dios; sus almas están distraídas con los placeres, afanes y preocupaciones de la vida; sus mentes están siempre ocupadas en múltiples cuestiones de esta tierra; y todas sus fuerzas están abocadas a cumplir metas y objetivos personales.
No importa todo lo que hayamos logrado en nuestra vida, si para alcanzarlo hemos ido perdiendo nuestra comunión con Dios.

No invirtamos los valores... Busquemos primero el reino de Dios y Su justicia y todas las demás cosas vendrán como añadidura. (Mateo 6:33)

No pertenecemos a este mundo, asi que no nos aferremos a lo terrenal. Más bien, pongamos nuestro corazón en lo que tiene valor eterno, pues estamos de paso aquí, como peregrinos rumbo a nuestro verdadero hogar en el cielo, junto a nuestro Padre.

Busquemos a Dios de todo corazón, amémosle como El merece ser amado, honremos Su nombre y vivamos en luz apartándonos del mal. No nos perdamos el privilegio de llegar a ser amigos Suyos.
Que nuestra comunión con El pueda crecer cada día y madurar de manera que lleguemos a conocer Sus pensamientos y Su voluntad.
Y al terminar nuestro camino aquí, Dios pueda recibirnos en Su presencia como sus hijos, y como amigos suyos también...

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