DE TAL MANERA AMÓ DIOS AL MUNDO, QUE DIO A SU ÚNICO HIJO, para que TODO AQUEL QUE EN EL CREE, NO SE PIERDA, MAS TENGA VIDA ETERNA. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El.
EL QUE EN EL CREE, NO ES CONDENADO; pero el que no cree, ya ha sido condenado...
Y esta es la condenación: que LA LUZ VINO AL MUNDO, Y LOS HOMBRES AMARON MÁS LAS TINIEBLAS QUE LA LUZ, porque sus obras eran malas.
Todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a ella para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios. Juan 3:16-21

6 de mayo de 2010

Nuestra lectura de hoy, jueves 6 de mayo

2 Crónicas, capítulos 9 al 11

Salomón tuvo riquezas, fama, bienes y gloria como ningún otro rey. Sus funcionarios eran competentes, y su ejército poderoso. Fue admirado por su inteligencia y sabiduría, por la magnificencia de su corte y el lujo del que se rodeaba. Todo lo que desearon sus ojos estuvo al alcance de su mano... (2 Crónicas 9)
Y los placeres alejaron su corazón de Dios extraviándolo por caminos errantes por largo tiempo. Hasta que se hastió de todo y su espíritu se afligió a tal punto que aborreció la vida porque ya nada le satisfacía. (Eclesiastés 2:17)
Y al fin reconoció que lo único que satisface realmente es conocer a Dios y obedecer Su Palabra.

En las propias palabras de Salomón:
"Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque eso es el todo del hombre.
Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala." (Eclesiastés 12:13-14)

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