DE TAL MANERA AMÓ DIOS AL MUNDO, QUE DIO A SU ÚNICO HIJO, para que TODO AQUEL QUE EN EL CREE, NO SE PIERDA, MAS TENGA VIDA ETERNA. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El.
EL QUE EN EL CREE, NO ES CONDENADO; pero el que no cree, ya ha sido condenado...
Y esta es la condenación: que LA LUZ VINO AL MUNDO, Y LOS HOMBRES AMARON MÁS LAS TINIEBLAS QUE LA LUZ, porque sus obras eran malas.
Todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a ella para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios. Juan 3:16-21

28 de enero de 2010

Nuestra lectura de hoy, jueves 28 de enero

Exodo, capítulos 32 al 34

"Viendo el pueblo que Moisés tardaba en descender del monte..." (Exodo 32:1)

Ahhh!... La impaciencia está sembrada en el corazón del hombre y nos conduce a tomar malas decisiones.

Los israelitas se apresuraron a concluir que Moisés había muerto allí arriba, en el monte; y que Dios los había abandonado... Entonces buscaron una solución rápida y fácil: se fabricaron un dios para que los guíe; y le adoraron... y se desenfrenaron... (Exodo 32:1-6) Evidenciaron su impaciencia, idolatría, y falta de confianza enraizada todavía en sus corazones.

Cuántas veces Dios demora Sus respuestas para probarnos...

Seamos pacientes, esperemos Su guía, y si no la sentimos... mejor no nos movamos! No nos inventemos soluciones fáciles. Tal vez, permaneciendo quietos aprendamos a escucharle mejor.
No busquemos solamente salir del paso, prefiramos conocer más a Dios durante la espera y caminar a Su lado... a Su paso... en Sus tiempos... y según Su voluntad! A la larga comprobaremos que fue mucho mejor!

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