DE TAL MANERA AMÓ DIOS AL MUNDO, QUE DIO A SU ÚNICO HIJO, para que TODO AQUEL QUE EN EL CREE, NO SE PIERDA, MAS TENGA VIDA ETERNA. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El.
EL QUE EN EL CREE, NO ES CONDENADO; pero el que no cree, ya ha sido condenado...
Y esta es la condenación: que LA LUZ VINO AL MUNDO, Y LOS HOMBRES AMARON MÁS LAS TINIEBLAS QUE LA LUZ, porque sus obras eran malas.
Todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a ella para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios. Juan 3:16-21

1 de julio de 2010

Nuestra lectura de hoy, jueves 1 de julio

Salmos, capítulos 66 al 68

"El es quien preservó la vida a nuestra alma, y no permitió que nuestros pies resbalasen. Porque Tú nos probaste, oh Dios; nos ensayaste como se afina la plata. Nos metiste en la red; pusiste sobre nuestros lomos pesada carga. Hiciste cabalgar hombres sobre nuestra cabeza; pasamos por el fuego y por el agua, y nos sacaste a abundancia." (Salmo 66:9-12)

El Señor nos permite pasar por todo tipo de situaciones adversas y sufrimientos para probar nuestra fe y purificarla. Pero si nos mantenemos firmes y perseveramos confiando y obedeciendo Su Palabra, entonces El nos dará respiro y nos sacará a lugar espacioso para dar mucho fruto.
Si un grano de trigo cae en la tierra y no muere, no produce nada. Pero si muere, da una cosecha abundante (Juan 12:24) Para que la vida de Dios se manifieste en nosotros, debemos negarnos a nosotros mismos y morir a nuestra carne (naturaleza humana) llena de deseos pecaminosos. Las pruebas que el Señor permite que pasemos tienen ese fin... purificar nuestras vidas, enderezarlas y santificarlas.
Demos gracias al Señor por cada prueba, porque ellas nos hacen crecer, y forjan en nosotros la paciencia. Démosle gracias porque El está a nuestro lado en medio del dolor para consolarnos y fortalecernos. Aunque pasemos por el fuego no nos quemaremos, y si por las aguas... no podrán ahogarnos... El estará con nosotros todo el tiempo, aferrémonos fuertemente de Su mano!! (Isaías 43:2-5)
Los cristianos pasamos por diversas aflicciones, pero confiemos: El nos dará la salida y guardará nuestros corazones con Su paz, aquella que sobrepasa nuestro entendimiento y toda tormenta que se levante para desafiarnos. El preservará nuestra alma!!!

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