• Salmos, capítulos 6 al 8
"Señor, cuán glorioso es tu nombre en toda la tierra!
Cuando veo el cielo que Tú mismo hiciste, y la luna y las estrellas que pusiste en él, pienso: ¿qué es el hombre? ¿qué es el ser humano? ¿por qué lo recuerdas y te preocupas por él?..." (Salmo 8:3-4)
Somos tan pequeños delante tuyo, y sin embargo piensas en nosotros y nos amas tanto...
Nos creaste para que te conozcamos y nos relacionemos contigo, pero cuántas veces rechazamos tu amor y te damos la espalda...
Y con cuánta paciencia esperas que nos volvamos a ti...
Nos diste a tu Hijo Jesús para salvarnos, lo viste morir en la cruz llevando nuestros pecados, sufriendo el castigo que merecían nuestras culpas... Con Jesús nos enviaste la luz de un nuevo día... pero el ser humano ama más las tinieblas que la luz...
En tu gran amor y misericordia nos ofreces adoptarnos como hijos tuyos, pero el ser humano es rebelde y desea vivir a su antojo, buscando siempre agradarse a sí mismo, y en su necedad no quiere volverse a ti... y se pierde el privilegio de ser parte de tu familia.
Señor, tu nombre sigue siendo glorioso aunque la humanidad te ignore.
Tú sigues siendo Dios aunque muchos no crean en ti.
Cuánta gratitud tiene mi alma por haber conocido a Cristo!
Qué dicha siente mi corazón por haber permitido un día que tu luz entre a mi vida.
Cuando acabe mi camino en esta tierra, entonces... habré llegado a casa para siempre!!
Esta es la esperanza eterna de todos los que hemos sido hechos hijos de Dios por haber creído en Jesucristo...
Puede ser tu esperanza también...
Aunque seamos pequeños y pecadores Dios nos ama, piensa en nosotros y desea salvarnos!!!
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