DE TAL MANERA AMÓ DIOS AL MUNDO, QUE DIO A SU ÚNICO HIJO, para que TODO AQUEL QUE EN EL CREE, NO SE PIERDA, MAS TENGA VIDA ETERNA. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El.
EL QUE EN EL CREE, NO ES CONDENADO; pero el que no cree, ya ha sido condenado...
Y esta es la condenación: que LA LUZ VINO AL MUNDO, Y LOS HOMBRES AMARON MÁS LAS TINIEBLAS QUE LA LUZ, porque sus obras eran malas.
Todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a ella para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios. Juan 3:16-21

11 de diciembre de 2010

Nuestra lectura de hoy, sábado 11 de diciembre

Hechos, capítulos 15 al 17

Pablo y Silas fueron azotados y puestos en prisión por anunciar el mensaje de salvación. Y encontrándose en el lugar más profundo de la cárcel, con sus pies sujetos al cepo, ellos empezaron a orar y a cantar a Dios. Tenían motivos para quejarse, autocompadecerse, deprimirse o desanimarse... Pero en vez de mirar sus circunsatancias negativas, alzaron sus voces para bendecir a Dios en medio de la aflicción. Y mientras alababan, la cárcel tembló y las cadenas los soltaron y Pablo y Silas fueron luego puestos en libertad. Y por el testimonio de ellos, el carcelero y toda su familia creyó en Jesucristo. (Hechos 16:23-34)

Que en la adversidad nuestros labios se abran para adorar al Señor, teniendo la certeza de que El cuida de Sus hijos y está con ellos mientras atraviesan cada valle de sombra de muerte... Glorifiquemos Su nombre en todo tiempo y daremos fruto agradable a El aún en medio de las pruebas más duras.

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