• Ezequiel, capítulos 33 al 35
El Señor nos llama: Vuélvanse de sus malos caminos, vuélvanse a mí porque yo los redimí. Inclinen sus oídos para oirme y preparen sus corazones para buscarme. Conviértanse los que han sido rebeldes, y yo sanaré sus rebeliones. Deje el impio su camino, apártense de todas sus abominaciones.
Volvámonos al Señor de todos nuestros extravíos, regresemos con corazones arrepentidos a nuestro Dios. El es clemente, misericordioso, y amplio en perdonar; y no apartará Su rostro de los que le buscan con sinceridad.
(Ezequiel 33:11, Isaías 44:22/ 55:7, Jeremías 3:22, 2 Crónicas 30:9)
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DE TAL MANERA AMÓ DIOS AL MUNDO, QUE DIO A SU ÚNICO HIJO, para que TODO AQUEL QUE EN EL CREE, NO SE PIERDA, MAS TENGA VIDA ETERNA. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El.
EL QUE EN EL CREE, NO ES CONDENADO; pero el que no cree, ya ha sido condenado...
Y esta es la condenación: que LA LUZ VINO AL MUNDO, Y LOS HOMBRES AMARON MÁS LAS TINIEBLAS QUE LA LUZ, porque sus obras eran malas. Todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a ella para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios. Juan 3:16-21
EL QUE EN EL CREE, NO ES CONDENADO; pero el que no cree, ya ha sido condenado...
Y esta es la condenación: que LA LUZ VINO AL MUNDO, Y LOS HOMBRES AMARON MÁS LAS TINIEBLAS QUE LA LUZ, porque sus obras eran malas. Todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a ella para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios. Juan 3:16-21
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