DE TAL MANERA AMÓ DIOS AL MUNDO, QUE DIO A SU ÚNICO HIJO, para que TODO AQUEL QUE EN EL CREE, NO SE PIERDA, MAS TENGA VIDA ETERNA. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El.
EL QUE EN EL CREE, NO ES CONDENADO; pero el que no cree, ya ha sido condenado...
Y esta es la condenación: que LA LUZ VINO AL MUNDO, Y LOS HOMBRES AMARON MÁS LAS TINIEBLAS QUE LA LUZ, porque sus obras eran malas.
Todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a ella para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios. Juan 3:16-21

11 de septiembre de 2010

Nuestra lectura de hoy, sábado 11 de septiembre

Jeremías, capítulos 15 al 17

El hombre que confía en los hombres, y que se apoya en sus propias fuerzas y aparta su corazón del Señor... se sentirá seco y vacío.
Pero los que confían en Dios, y ponen su esperanza en El... son como árboles plantados junto al agua, con sus hojas siempre verdes, y con fruto abundante. En época de sequía no se angustian, porque sus raíces se extienden hacia la misma corriente y toman el agua de ella; beben de la fuente de agua de vida, manantial de aguas frescas que nunca se secará.
Los que confían en el Señor, no serán defraudados!
(Jeremías 17:5-8)


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