DE TAL MANERA AMÓ DIOS AL MUNDO, QUE DIO A SU ÚNICO HIJO, para que TODO AQUEL QUE EN EL CREE, NO SE PIERDA, MAS TENGA VIDA ETERNA. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El.
EL QUE EN EL CREE, NO ES CONDENADO; pero el que no cree, ya ha sido condenado...
Y esta es la condenación: que LA LUZ VINO AL MUNDO, Y LOS HOMBRES AMARON MÁS LAS TINIEBLAS QUE LA LUZ, porque sus obras eran malas.
Todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a ella para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios. Juan 3:16-21

17 de febrero de 2010

Nuestra lectura de hoy, miércoles 17 de enero

Números, capítulos 25 al 27

No hay maldiciones que puedan afectar a los hijos de Dios. Ellas no tienen poder sobre nosotros... gracias a la sangre de Jesucristo!
Pero hay tentaciones, que si les damos lugar en nuestras vidas y cedemos ante ellas, pueden derribarnos y ponernos bajo la esclavitud del pecado, exponiéndonos a sus consecuencias. (Números 25:1-9)

"Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman." (Santiago 1:12)

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