DE TAL MANERA AMÓ DIOS AL MUNDO, QUE DIO A SU ÚNICO HIJO, para que TODO AQUEL QUE EN EL CREE, NO SE PIERDA, MAS TENGA VIDA ETERNA. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El.
EL QUE EN EL CREE, NO ES CONDENADO; pero el que no cree, ya ha sido condenado...
Y esta es la condenación: que LA LUZ VINO AL MUNDO, Y LOS HOMBRES AMARON MÁS LAS TINIEBLAS QUE LA LUZ, porque sus obras eran malas.
Todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a ella para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios. Juan 3:16-21

16 de agosto de 2010

Nuestra lectura de hoy, martes 17 de agosto

Isaías, capítulos 6 al 8

¿A quién podrá enviar el Señor, quién querrá comunicar Su mensaje?

Hay un mensaje de salvación que este mundo necesita escuchar; y es necesario que haya mensajeros dispuestos a compartirlo...

Podemos ser Sus mensajeros en nuestra ciudad, en el lugar donde trabajamos, con quienes nos relacionamos. Hay muchos a nuestro alrededor todos los días, que necesitan escuchar de Cristo... Permitiremos que el Señor nos use para comunicarles Su gran salvación?

Responderemos como Isaías:
Heme aquí Señor, envíame a mí...?


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