DE TAL MANERA AMÓ DIOS AL MUNDO, QUE DIO A SU ÚNICO HIJO, para que TODO AQUEL QUE EN EL CREE, NO SE PIERDA, MAS TENGA VIDA ETERNA. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El.
EL QUE EN EL CREE, NO ES CONDENADO; pero el que no cree, ya ha sido condenado...
Y esta es la condenación: que LA LUZ VINO AL MUNDO, Y LOS HOMBRES AMARON MÁS LAS TINIEBLAS QUE LA LUZ, porque sus obras eran malas.
Todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a ella para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios. Juan 3:16-21

13 de junio de 2010

¿Por qué leer la Biblia?

El valor de leer la Palabra de Dios... aunque nos cueste!

El canasto de carbón

Se cuenta la historia de un anciano que vivía con su nieto en una hermosa granja en las montañas de Kentucky. Cada mañana, el abuelo se levantaba muy temprano y sentándose en la mesa de la cocina, comenzaba a leer su vieja y estropeada Biblia.
Su nieto quería ser igual que su abuelo y por un tiempo trató de imitarlo, sentándose con él a leer la Biblia. Pero un día, el joven preguntó:
- “Abuelo, yo intento leer la Biblia, me gusta, pero no la entiendo, y cuando logro entender algo, se me olvida en cuanto cierro el libro. ¿Qué hay de bueno en leer la Biblia?”
El abuelo, calladamente, dejó de echar carbón en la estufa y entregándole el viejo canasto de carbón a su nieto, le dijo:
- “Baja con el canasto de carbón al río y tráeme el canasto lleno de agua.”
El muchacho hizo tal y como su abuelo le dijo, pero toda el agua se salió antes de que él pudiera volver a la casa. El abuelo se rió y le dijo:
- “Tendrás que moverte un poco más rápido la próxima vez”, y lo envió nuevamente al río con el canasto de carbón.
Esta vez, el muchacho corrió más rápidamente, pero de nuevo el canasto estaba vacío antes de que llegara de vuelta a la casa. Ya sin respiración, le dijo a su abuelo que era “imposible llevar agua en un canasto”, y fue a conseguir un balde a cambio.
Pero el anciano le respondió:
- “Yo no quiero un balde lleno de agua… ¡yo quiero un canasto lleno de agua!… Tú puedes hacer esto, simplemente no estás intentando lo suficiente, así que ve de nuevo al río e inténtalo una vez más.”
A estas alturas el muchacho sabía que era imposible, pero quería mostrarle a su abuelo que aún cuando corriese tan rápido como podía, el agua se saldría del canasto antes que llegase a la casa.
Así que el muchacho sacó el agua del río y corrió tan rápido como pudo, pero cuando llegó donde su abuelo el canasto estaba de nuevo vacío. Ya sin poder respirar, dijo:
- “¡Mira abuelo, esto es inútil!”
- “¿Por qué piensas que es inútil?”, le dijo el anciano, “mira dentro del canasto.”
El muchacho miró y por primera vez comprendió que el canasto parecía diferente… en lugar de un sucio canasto carbonero, había un canasto limpio y resplandeciente.
- “Hijo”, dijo el abuelo, “esto es lo que pasa cuando tú lees la Biblia… tal vez no puedes entender o recordar todo lo que has leído, pero cuando la lees, te irá cambiando el interior. Esa es la obra de Dios en nuestras vidas. Él quiere cambiarnos desde adentro hacia fuera… y lentamente transformarnos en la imagen de su amado Hijo.”

5 comentarios:

  1. Una verdadera genialidad esta historia. Que muchos se puedan sumar a este emocionante desafío de sumergirse en las profundidades de la Escritura para experimentar la renovación del ser.

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  2. LA PALABRA de Dios tiene vida,no es cualquier cosa,como es de Dios es creadora y crea vida,su ausencia serìa suicidarse lentamente,esto fue asi y siempre lo serà,san juan 8.51 ella te alimentarà y guardarà tu alma de lo contrario moriràs de hambre o cualquier cosa te herirà porque no tendràs su palabra morando en tu interior.

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  3. Con su permiso, le copio la historia... Realmente tiene una verdadera capacidad de transmitir..
    Dios le bendiga en gran manera

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    1. Lorena, esta hermosa historia no es de mi autoría, no pude encontrar quién la escribió. Quien sea que la hizo, ha animado a muchos a alimentar sus vidas con la preciosa Palabra de Dios.
      Un saludo cordial para ti.

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