2 de enero de 2011

Nuestra lectura de hoy, domingo 2 de enero

Efesios, capítulos 2 al 4

Despojémonos de nuestra vieja naturaleza (el viejo hombre), pues está corrompida por deseos engañosos. Revistámonos del nuevo hombre, creado según Dios para vivir con justicia, en santidad, y de acuerdo a la verdad.

Por lo tanto:
Dejemos la mentira, hablemos la verdad a nuestro prójimo.
Si nos enojamos, no pequemos. No dejemos que el sol se ponga estando aun enojados. No le demos lugar al diablo.
El que robaba, no robe más.
Ninguna palabra corrompida salga de nuestra boca, sino la que sea buena para edificar y bendecir a quienes nos escuchan.
No hagamos que se entristezca el Espíritu Santo de Dios, con el cual fuimos sellados como propiedad de Dios para distinguirnos el día de la redención.
Abandonemos toda amargura, enojo, ira, gritos, calumnias y toda clase de malicia.
Mas bien, seamos bondadosos y misericordiosos unos con otros, perdonémonos mutuamente así como Dios nos perdonó a nosotros en Cristo.
Fornicación y toda inmundicia, o avaricia, ni siquiera se nombren entre nosotros, porque eso no conviene al pueblo santo de Dios.
No digamos palabras deshonestas, vulgares, ni groseras; ni hablemos necedades.

Recordemos que ningún fornicario, o inmundo o avaro (que es idólatra), tiene parte en el reino de Cristo y de Dios.

No participemos de las obras infructuosas de las tinieblas, sino mas bien reprendámoslas.

Seamos imitadores de Dios como hijos amados, y andemos en luz según la nueva vida que hemos recibido en Cristo. (Efesios 4:22-32 / 5:1-11)

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