• Hebreos, capítulos 8 al 10
Después de conocer a Dios, es muy grave aprovechar Su gracia para pecar voluntariamente. Es como pisotear al Hijo de Dios y menospreciar la sangre que El derramó para santificarnos; y es una afrenta al Espíritu Santo. (Hebreos 10:29)
"Si pecamos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados, sino una horrenda expectativa de juicio, el fuego ardiente que ha de devorar a los enemigos de Dios." (Hebreos 10:26-27)
Una vez que hemos creído, no retrocedamos para perdición, no hagamos mal uso de Su gracia y misericordia. No tomemos en vano la sangre que derramó nuestro amado Salvador para limpiarnos.
Conservemos la fe y perfeccionémonos en la santidad para preservar nuestras almas.
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