• Hechos, capítulos 12 al 14
Dios oye la oración de la iglesia reunida en Su nombre, y escucha también la oración de cada santo que dobla sus rodillas y clama a El guiado por Su Espíritu.
Y Dios responde según Su voluntad soberana y perfecta...
A veces nos sana, otras veces nos consuela en medio de la enfermedad; a veces aligera nuestra carga, y otras veces renueva nuestras fuerzas para seguir llevándola; a veces nos libra de situaciones adversas, y otras veces nos da valor para pasar por ellas...
A Jacobo permitió que lo mataran, y a Pedro lo liberó de la cárcel (Hechos 12:2, 7, 11)
El Señor conoce a los suyos y sabe lo que es mejor para sus vidas.
No oremos de manera caprichosa y obstinada tratando de mover a Dios según nuestros deseos. Oremos despojándonos de nuestra voluntad y permitiendo que sea Su Espíritu quien nos guíe para pedir como conviene y de acuerdo a lo que está en el corazón del Padre.
Aceptemos cada una de Sus respuestas y confiemos en la elección de las circunstancias que provee el Señor a nuestras vidas para que crezcamos en fe, en sabiduría, en gracia y en paciencia.
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