• 1 Corintios, capítulos 4 al 6
La Palabra de Dios nos advierte que:
Ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los sodomitas, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios. (1 Corintios 6:9-11)
Quienes han practicado algo de esto, al creer en Cristo son lavados, santificados y justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios, no para seguir viviendo en pecado sino para comenzar una nueva vida en santidad.
Abandonemos las obras que nos separan de Dios.
Huyamos de la fornicación. El que fornica, peca contra su propio cuerpo. No ignoremos que nuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, hemos sido comprados por la sangre de Cristo; por tanto, glorifiquemos a Dios en nuestro cuerpo y en nuestro espíritu, los cuales son Suyos. (1 Corintios 6:18-20)
Fuimos llamados por Dios a ser santos, vivamos como hijos Suyos y honremos a nuestro Señor con nuestra manera de vivir.
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