• Romanos, capítulos 14 al 16
No nos juzguemos los unos a los otros, sino más bien propongámonos no ser de tropiezo para nuestros hermanos más débiles en la fe, por quienes Cristo también murió.
Busquemos todo lo que conduce a la paz, y lo que nos edifica mutuamente. Seamos sabios para el bien, e ingenuos para el mal.
El reino de Dos consiste en una vida de rectitud, paz y gozo por medio del Espíritu Santo. El que sirve a Cristo de esta manera, agrada a Dios y es aprobado por los hombres.
Cada uno de nosotros agrade a su prójimo en lo que es bueno y edificante; porque ni siquiera Cristo se agradó a sí mismo. (Romanos 14:13, 17, 19; 15:2-3; 16:19)
Que Dios nos dé, como hijos Suyos, un mismo sentir según Cristo Jesús; para que Su nombre sea glorificado en medio de Su pueblo.
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