• Jeremías, capítulos 24 al 26
Volvámonos ahora de nuestro mal camino y de la maldad de nuestras obras, no vayamos en pos de dioses ajenos, sirviéndoles y adorándoles. Enderecemos nuestros pasos.
Inclinemos nuestro oído para escuchar la voz del Señor nuestro Dios... Dispongámonos a obedecerle.
Pronto, dejemos de practicar el pecado. Vivamos en santidad... santidad en los pensamientos, santidad en las acciones, santidad en la forma de hablar...
Busquemos al Señor con corazón humillado y arrepentido, para que podamos conocerle de verdad; y seamos Su pueblo santo, Su iglesia amada y purificada, la novia resplandeciente que El viene a buscar.
(Jeremías 24:7, 25:5-6, 26:13)
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